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ID: 804 || La importancia de la medición de la radiación UV

La energía emitida por la radiación se divide en distintas longitudes de onda, es repartida en un 9% de radiación ultravioleta, 45% luz visible y un 46% de radiación infrarroja (Figueira & Jaramillo, 1945). De aquí parte nuestra investigación dónde nos enfocamos en la radiación ultravioleta. Estudios sobre ésta, en el planeta Tierra nos confirman que no es un fenómeno constante ni tiene una fórmula fija para determinarla, es a través de estimaciones y datos variables que se obtiene información al respecto, para estos datos se debe considerar que influirán las nubes, el lugar, la latitud el día y la hora en que se analiza. Sin embargo hemos visto que no existe información suficiente sobre la radiación UV por lo que no se cuenta con normas establecidas para la medición de la misma (Nunez et al., 1994).

La radiación UV está dividida en 3 intervalos: UV-A con un rango de 315-400nm, UV-B con un rango de 280-315nm y UV-C con un rango de 100-280 nm (Barbero et al., 2006), siendo UV-A y UV-B de mayor interés en el estudio pues son las que alcanzan a tocar la superficie de la Tierra y todo lo que la habita. La radiación UV puede ser absorbida por ciertos gases sobre la Tierra como N2, O2 y el O3, y también puede causar daños graves e irreversibles como cáncer en la piel, daño ocular, envejecimiento prematuro de la piel, entre otros (Pokhrel & Bhattarai, 1970).

La radiación toca la Tierra de forma directa que es aquella que llega directamente del Sol y la difusa que es la que se dispersa por las moléculas de la atmósfera. Esta energía recibida debe ser emitida por la Tierra para alcanzar el balance de energía de debe existir en el planeta. El balance de energía es muy importante para lograr mantener el equilibrio adecuado para la vida en la Tierra, de lo contrario no sería habitable con las condiciones adecuadas.

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